sábado, 25 de octubre de 2008

Bistrô Le Vin (Rio de Janeiro)

Ya es bastante entretenido cuando a uno le toca viajar por trabajo, pero cuando a uno le toca ir a Rio de Janeiro estamos hablando de palabras mayores.

Yo ya conocía otros lugares de Brasil, Porto Alegre y alrededores, playas en la zona de Sao Paulo y Pipa, una playa paradisíaca en el norte. Pero Rio tiene esa combinación de ciudad grande, entretenida, sofisticada, bonita y con playas espectaculares.

Definitivamente tengo que volver, pero por placer y, obviamente, con mi mujer.

Pero a nadie hay que contarle lo lindas que son las playas de Rio, su fama habla por si misma. Lo que quiero revelar aquí es la existencia de un restaurant francés de primera: el Bistrô Le Vin. Según me contaron, esta es la versión carioca, ya que el original está en Sao Paulo, quizás la ciudad donde mejor se come en Sudamérica. También me dijeron que desde que se abrió en Rio está siempre lleno.

El ambiente es muy sencillo (recordemos que así es un real bistrot francés) y acogedor. Nada de lujos en las mesas, manteles sencillos y sillas incluso un poco incómodas. Podríamos decir que el toque de elegancia lo ponen los mozos, que tratan de brindar un servicio bastante atento.

Y hablando de servicio, el primer deleite lo tuvimos con el paté -cortesía de la casa- que nos trajeron como aperitivo y que repusieron cada vez que lo terminamos. Convengamos que el pan no se acercaba a los estándares franceses, pero no importó porque el paté lo arregló todo.


El segundo deleite vino con el plato de fondo, un magret de canard acompañado con gratin dauphinois, que muy atinadamente venía servido en un plato separado. El magret estaba simplemente delicioso, cocinado justo en su punto, jugoso y acompañado por un salsa cuyo sabor particular no recuerdo, pero que en realidad no importa, estaba muy buena! El gratin también estaba en su punto justo, ni muy cremoso ni muy crujiente y, por cierto, muy sabroso.

Hasta acá, acompañamos con un vino Malbec argentino. Nuestros amigos anfitriones, muy conocedores de las bondades de los vinos chilenos, evidentemente no se la jugaron por un tinto local, pero tampoco quisieron aburrirnos con algún vino que podemos conseguir fácilmente en el supermercado de la esquina. El vino resultó bastante bueno, pero no me impresionó como otros Malbec que he probado, pero tal vez sea porque uno de los anfitriones pidió enfriarlo. Yo no soy especialmente conocedor de esta cepa, pero hasta donde sé no se toma fría!!

Finalmente, para cerrar una cena de sabores perfectos, evidentemente que pedí una crème brûlée: sublime. No hay más palabras.

La próxima vez que vaya a Rio, definitivamente volveré a Le Vin (www.levin.com.br)

Bonus Track: El Bar da Praia del Hotel Marina Palace, en el sector de Leblon, es muy entretenido. Se llena todas las noches hasta altas horas con gente que arma grupos en la calle si es que no quedan mesas y con muy buena onda, esa buena onda que sólo los brasileños le ponen a la vida.

1 comentario:

kaki.donoso dijo...

Uno de los lugares que más me causa sensaciones es de todas maneras Río. Bien como tú lo mencionas, es una gran mezcla, lo tiene todo y además de magia.

No conocí aquel apotioso lugar, sin embargo Río es Río, y no hay nada similar a él.

De todas formas tu proxima visita debe ser con tu familia.


Saludos.