domingo, 25 de octubre de 2009

Depeche Mode: 15 años después

Uno siempre quiere más. Más música y más de tus canciones favoritas. Esta vez no importó porque fue el concierto que los fanáticos queríamos ver. Quince años después de su primera presentación en Chile, Depeche Mode volvió a deleitarnos, a cada uno de los 45 mil fanáticos que estuvimos en el Club Hípico.

In Chains, Wrong y Hole to Feed dieron inicio al Tour of the Universe, en una noche húmeda aun después de la sorpresiva lluvia del día. Fue una apertura tibia con temas del Sounds of the Universe, el último disco que, probablemente, la mayoría de los viejos fans conocíamos menos. Con Walking in my Shoes comenzó sin duda a subir la temperatura, cuando David Gahan ya pudo hacernos cantar letras memorizadas años atrás.

It's No Good, la antigua A Question of Time, Precious y la inesperada Fly on the Windscreen mantuvieron el fervor de las masas, que todavía esperábamos un poco impacientes otras canciones más emblemáticas. A esas alturas el sonido era perfecto, con un David Gahan incansable e inspirado, con su voz impecable a pesar de la edad y recuperado de todos sus años de decadencia.

Luego vino el primer turno de Martin Gore, cuya voz casi a capela lució aun más que la de su compañero, cantando Jezebel y un íntimo Home, con la que se ganó toda nuestra complicidad y nos mantuvo muy prendidos a pesar de ser dos temas muy tranquilos. Gahan volvió al escenario y se encontró con la sorpresa que todos seguíamos coreando Home, así que debió esperar unos instantes para seguir con Miles Away/The Truth Is, que marcó el término del bloque joven, dando paso al bloque más del recuerdo, pero con versiones actualizadas, menos electrónicas y más rockeras de Policy of Truth, In Your Room (inesperada, menos masiva, pero buenísima!) y I Feel You.

Entonces vino el primer clímax del concierto: la clásica Enjoy the Silence y una magnífica Never Let Me Down Again, después de la cual los músicos se retiraron, dejándo un tremendo griterío detrás y un público absolutamente enfervorizado. Los ánimos se calmaron un poco cuando Martin Gore volvió solo de nuevo a cantar Somebody, en algo que no me esperaba, porque pensé que con Home la habrían reemplazado como el tema íntimo. Pero la tranquilidad no duró mucho, porque a continuación volvieron a consentirnos y entusiasmarnos con dos clásicos: Stripped y Behind the Wheel.

Los músicos volvieron a retirarse y muchos pensaron que ahí acabaría todo, pero todavía quedaba música. Volvieron a cantarnos Personal Jesus, que no es uno de mis temas favoritos, pero sonó increíble y nos hizo saltar y cantar a todos, para terminar después de una manera inesperada, bajando las revoluciones con Waiting for the Night.

Y después de dos intensas horas de música el concierto había terminado. Dave Gahan estuvo tremendo y Martin Gore inspiradísimo con voz y guitarras. Andy Fletcher se mantuvo en segundo plano y apenas se vio detrás de sus teclados. Fue un concierto que no tuvo la espectacularidad de Madonna o U2 pero de una calidad inigualable y de tremenda comunión con los fanáticos, porque los 45 mil que ahí estuvimos éramos eso, justamente: fanáticos.

Ahora sólo nos queda esperar que la próxima vez sea en menos de 15 años.

(Fotos 2 y 3 de La Tercera)

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