miércoles, 5 de marzo de 2008

Tercera parada: Prego

Esta vez fue un almuerzo de negocios, con nuestro principal cliente. Los invitamos al Prego, que está a los pies del edificio donde están sus oficinas y por suerte, a pesar de tenerlo tan cerca, no lo frecuentaban.

A mi me encanta la comida italiana, he probado en varios lugares, pero esta vez no quedé 100% contento, creo que me equivoqué al pedir. Pero vamos por parte.

Lo primero que comimos fue un plato para compartir, creo que se llama "tabla de mar" que es un gran plato con varios frutos del mar. Yo me limité a probar los camarones, bañados en una salsa levemente picante, y diría que estaban buenos, pero no espectaculares.

Después los platos de fondo. Yo pedí un plato de "tortellini al mascarpone" que, sin estar mal, me decepcionó. La salsa tenía muy buen aspecto y sabor, pero el relleno de la pasta me dejó con la sensación de que pudo ser mejor. Los que quedaron realmente contentos fueron los que pidieron los "fettucini neri". Todo esto lo acompañamos con una botella de malbec argentino llamado Kaiken: sencillamente espectacular.

El postre logró redimir al Prego. No podía dejar de probar el clásico tiramisú, que estaba preparado a la perfección. Si no es el mejor que he probado, tampoco baja del segundo lugar. Muy contentos quedaron también los que pidieron profiteroles y mousse de chocolate.

Vale la pena destacar que la atención fue de lujo. Sin duda ayudó que llegamos a almorzar bastante temprano, antes de las 13.30, entonces fuimos atendidos por unos 4 garzones por lo menos (incluyendo a la sommelier).

En resumen, un buen restaurant, pero no para volverse fanático. En el global, la comida es buena, pero hay otros que le hacen el peso. No es barato, pero tampoco es de lo más caro. Lo mejor: el tiramisú.

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