lunes, 6 de julio de 2009

Paros y más paros en Chile. ¿Por qué toleramos estas presiones ilegítimas?

Acabo de recibir la noticia de que funcionarios de Gendarmería se tomaron el Penal Santiago 1 como medida de presión adicional al paro que sostienen desde hace cinco días. Es como una comedia del teatro del absurdo. El mundo al revés.

Y la verdad es que estos paros ya no sorprenden a nadie. Ya no es noticia, porque a cada rato algún gremio de los empleados públicos va a paro. Los profesores están anunciando un nuevo paro cuando recién vienen de terminar uno bastante largo. Los mismos funcionarios de Gendarmería estuvieron en paro hace algunas semanas. Antes tuvimos al Registro Civil, al Servicio de Impuestos Internos y no podemos olvidar el tremendo paro de toda la ANEF hace menos de un año que casi paralizó al país. Y sólo es cuestión de tiempo para el próximo paro ¿serán los funcionarios de la salud una vez más? ¿o los funcionarios municipales? Ya nos enteraremos.

No sorprende, pero indigna.

Yo, al menos, como ciudadano común y corriente estoy cansado de estas ilegítimas medidas de presión que algunos grupos ejercen sobre la autoridad. Uno comprende que sus necesidades son reales y que sus deseos, ambiciones y esperanzas son muy legítimos, pero ¿es justo que persigan sus objetivos a costa de sus conciudadanos? Todos queremos un país mejor y a mí, personalmente, me gustaría que los sueldos de los funcionarios públicos realmente fueran mejores y les permitieran vivir tranquilamente. Pero esto no solamente para los funcionarios públicos, sino que también para todos aquéllos que trabajan en el mundo privado y tienen las mismas necesidades y los mismos deseos, ambiciones y esperanzas.

Pero en el mundo privado no se puede ir a paro. O si lo haces, tiene consecuencias.

Imaginemos entonces, ¿qué pasaría si en una empresa privada ocurriera un paro de este tipo? Imaginemos que aconteciera en Chilectra y todos nos quedamos sin electricidad o en Aguas Andinas y nos quedamos sin agua potable, o en el Banco de Chile ¡y no podemos cobrar nuestro sueldo! Como ciudadanos ¿seríamos tan tolerantes con estas empresas? NO, no lo seríamos, de hecho no lo somos, porque ante perjuicios mucho menores, efectivamente decidimos cambiarnos de empresa.

¿Saben ustedes que en las empresas estratégicas –que son privadas– como sanitarias y eléctricas están prohibidas las huelgas, justamente, para que los servicios no se interrumpan? Entonces ¿por qué debemos tolerar que se interrumpan los servicios públicos? ¿Por qué debemos tolerar estos paros?

Pero lo peor de todo es que los paros funcionan. Recordemos que tras el paro de la ANEF los funcionarios públicos recibieron un reajuste de 10% cuando estábamos entrando a la crisis más grande de los últimos 80 años ¡un beneficio que seguramente casi nadie recibió en el sector privado! Es más, no se despide a ninguno de los funcionarios que participan en estos paros, ni siquiera se les descuentan los días no trabajados ¡y más encima se les da un bono!

Y con todo el respeto que me merecen los funcionarios públicos decentes, tal vez esto responde mi antigua inquietud de por qué los funcionarios públicos siguen siendo funcionarios públicos pese a que están tan descontentos: porque tienen beneficios que sus conciudadanos no tienen y porque sus actos no tienen consecuencias (y por “beneficios” me refiero a los legítimos, como que no se les puede despedir “por necesidades de la empresa”, como que el estado no quiebra ni tiene problemas de caja para pagar los sueldos o contar con los días administrativos; y a los ilegítimos como los antes descritos).

Indigna.

Pero volviendo al inicio de este artículo y lo que ocurre con Gendarmería. Gendarmería nos proporciona un servicio de tremenda importancia, que es mantenernos protegidos de los criminales y delincuentes que han sido condenados. ¿Merecen los funcionarios de Gendarmería mejores condiciones laborales? Sin lugar a dudas. ¿Merecemos los ciudadanos que se ponga en riesgo nuestra seguridad? Absolutamente de ninguna manera. ¿Quién gana? Lo más probable es que Gendarmería gane el gallito con la autoridad siguiendo la tónica de otros paros y tomas anteriores. Lo que todos olvidan es que Gendarmería se debe a la ciudadanía, todos los servicios públicos se deben a la ciudadanía y el mismo gobierno central se debe a la ciudadanía. O sea, si no fuera por todos nosotros que requerimos, exigimos y pagamos todos esos servicios ¡ni siquiera existirían!

Y yo aprovecharía este caso particular para actuar de forma ejemplarizadora, dando de baja a todos los funcionarios adheridos al paro –que es lo que corresponde– y utilizaría a las fuerzas armadas para reemplazarlos transitoriamente. Así, además, matamos dos pájaros de un tiro, al darle algo en qué entretenerse a las FF.AA.

(foto de La Tercera)

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