lunes, 29 de noviembre de 2010

Escapada a Annecy


Annecy fue la elección perfecta para esta escapada. Unas vacaciones dentro de las vacaciones.

Estábamos en el Jura, en Saint-Lothain (ver http://boncho.blogspot.com/2010/10/una-semana-en-el-jura.html) en la primera estación de nuestras vacaciones familiares, pero decidimos dejar a los niños con la abuela un par de días y partimos con Claudia al sur, los dos solos.

Annecy está en el sud-este de Francia, en el departamento de la Haute-Savoie, en una zona cercana a las fronteras con Suiza e Italia. Está en la ribera norte del lago del mismo nombre. También se le llama la "Venecia de Los Alpes" por los cursos de agua que atraviesan el centro de la ciudad: la vieille ville. Su historia es larga y compleja, desde los primeros habitantes del lago que datan del neolítico (unos 3000 años a.C) hasta el año 1860, cuando la ciudad es anexada definitivamente a Francia, junto con toda la Saboya.

En el año 50 a.C. los romanos fundan la villa de Boutae, ocupando una posición estratégica en el cruce de tres vías romanas y de la vía imperial que unía la Galia con Italia. Con la debilitación del imperio romano, la villa es invadida varias veces y destruida definitivamente en el siglo V. Su nombre proviene de un romano llamado Annecius, quien reconstruyó la ciudad con el nombre de Villa Anniciaca. Recién en el siglo XI la ciudad renace de verdad, sobre las orillas del río Thiou. En el siglo XV Annecy pasa a formar parte de la Casa de Saboya y un siglo más tarde, liderada por San Francisco de Sales, se transforma en la capital de la contrarreforma.

Hoy, Annecy y su área metropolitana suman unos 200 mil habitantes, constituyendo un importante centro turístico, cultural y deportivo, ya que la ciudad es candidata a organizar los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2018.

Claudia y yo estuvimos apenas un par de días en Annecy. Además, perdimos un par de horas en el viaje porque decidimos tomar un camino montañoso y pasar por Ginebra. Fue más largo, pero valió la pena por los paisajes que vimos en el camino. Tras un recorrido de unos 200 kilómetros, llegamos a media tarde y no tener reserva de hotel no fue problema (al menos en esa fecha, septiembre). Fuimos a la oficina de turismo y nos ayudaron a encontrar un buen hotel, céntrico y a buen precio, sencillo, pero totalmente recomendable (http://www.annecybonlieuhotel.fr).

Después de instalarnos fuimos a recorrer el centro de la ciudad, el casco histórico, eminentemente turístico y muy pintoresco gracias a los canales de agua que lo atraviesan. Al caer la noche, probamos uno de los tantos restaurantes instalados al borde del canal, frente al Palais de l'Ile. La gastronomía del lugar está muy marcada por la tradición montañesa, con sabores fuertes, pero manteniendo la tradición francesa de deleitar el paladar de los comensales.


A pesar de llover durante la noche, el día siguiente amaneció espléndido y lo aprovechamos para arrendar bicicletas (en el mismo hotel) y tomar la ciclovía que, con sus más de 30 kilómetros, incluso deja atrás el lago. El paisaje es espectacular con el lago de aguas turquesas, cuya temperatura está a unos increíbles 24°, flanqueado por escarpadas montañas cubiertas de un color verde que, en invierno, seguramente cambia por blanco. En el recorrido que hicimos, de unas 5 horas ida y vuelta, pudimos ver muchas de las posibilidades deportivas que el entorno ofrece: parapente, deportes náuticos, bicicleta -obviamente-, excursiones, escaladas, playas, esquí y tantas otras. Como para no aburrirse nunca.


Ya por la tarde y con poco tiempo antes de irnos, fuimos a conocer el castillo, le Château d'annecy, que fuera la residencia de los Condes de Ginebra y que fuera construido entre los siglos XII y XVI. Ahora, en el edificio principal alberga el Museo de Arte Contemporáneo y de Arte Regional de Annecy, mientras que en la torre se ubica el Observatorio Regional de los Lagos Alpinos, donde se pueden ver exposiciones arqueológicas y naturales.

Y así se nos acabó el tiempo faltando aún muchas cosas por ver en Annecy, ciudad que guarda una historia compleja y sufrida, pero que hoy ofrece al visitante una combinación de cultura y patrimonio, una naturaleza deslumbrante, deportes y gastronomía que, simplemente, hace que te quieras quedar por mucho tiempo.

Sin duda, un destino que nos repetiremos en el próximo viaje a Francia.


La ampliación del mapa del centro de Annecy está en http://bit.ly/hhFdm5

jueves, 11 de noviembre de 2010

Subir a la cordillera en Yerba Loca


Un soleado día de primavera con la nieve hasta los tobillos. Así fue ayer.

Fue haciendo una caminata en el Parque Yerba Loca, que está en la curva 15 del Camino a Farellones. Había nevado un par de días antes, pero estaba totalmente despejado. La cordillera atontaba con la pureza del aire y con la majestuosidad del paisaje, pintado de intensos verde, azul y blanco.

El paseo más tradicional que se puede hacer en Yerba Loca es siguiendo el río, caminando unas 7 horas para llegar a los glaciares. El sendero que seguimos ayer está más hacia el lado de Farellones y toma unas 2,5 horas para llegar al refugio.

Mi amigo Steve hacía de guía, ya que él había hecho la caminata varias veces antes. Partimos desde la zona de picnic y este sendero, al principio, es muy agradable de caminar, ni tan sinuoso ni tan empinado, pero después de una hora el panorama cambia. Hasta ahí se puede llegar tranquilamente con niños para hacer un picnic y disfrutar del paisaje. Un poco más allá comienza la pendiente más fuerte y -ayer- la nieve. Lamentablemente no pudimos llegar al refugio porque no andaba con los zapatos adecuados y realmente había bastante nieve.


Pero eso no fue impedimento para buscar una buena roca que sobresaliera de la nieve para sentarnos a descansar, comer nuestro picnic y contemplar el paisaje. De a poco comenzaron a entrar nubes y comenzamos a bajar.

Increíble fue también el hecho de que no nos encontramos con nadie. Después del guardaparques que saludamos en la entrada no vimos ni un alma hasta que salimos. Tal vez porque era un día miércoles, pero... ¿nadie? Es un parque maravilloso que está apenas a una hora de Santiago, donde todos en la familia pueden tener su panorama
(pagando $2.000 de entrada los adultos y $1.500 los niños), donde se puede pasear respirando aire puro y donde se puede disfrutar de cerca paisajes diáfanos que desde Santiago solamente podemos contemplar cuando amanece despejado después de un día de lluvia.

Sobre todo en esta época en que todavía podemos encontrar nieve y los días no son tan calurosos, nos lo estamos perdiendo. Se lo recomiendo. Vayan de paseo a Yerba Loca y caminen, jueguen con sus niños, anden a caballo o simplemente tomen fotos. Disfruten la naturaleza que tenemos cerquita nuestro. Yo lo voy a hacer más seguido.